El final de 2007 estuvo bastante atareado, por las reuniones con amigos y familiares típicas de esas fechas, pero agregándole también un cambio de ciudad, pues dejamos la capital para trasladarnos a un tranquilo pueblo, Sevilla, ubicado al suroccidente de Colombia.
Pero luego, al iniciar 2008, de manera inusual se vinieron encima una gran cantidad de inconvenientes laborales, de toda índole, como nunca se me habían presentado en los 6 años que llevo hasta la fecha de vida profesional en la Web y la Internet. Era como si se hubieran acumulado para finalmente ponerse de acuerdo y caer todos al tiempo… o bueno, casi al tiempo, pues días tras día se presentaba un problema diferente. Fueron días y noches extenuantes, que de lunes a domingo se fueron convirtiendo en semanas, con unas pocas horas de sueño, poco apetito y un estrés rampante que culminó en un fuerte resfriado del cual hasta hace poco comencé a recuperarme. Mi bella madre intentaba confortarme con “mijo, que en todos los trabajos hay problemas”, a lo que yo replicaba “claro madre, pero que no se amangualen* y me dejen un respiro”.
Pero trayendo a cuentas el refrán de “como no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista”, ya a comienzos de Febrero el panorama comenzó a aclararse y todo volvió a fluir normalmente. Ahora sí puedo celebrar el comienzo de 2008 y volver a publicar en mi blog con mayor frecuencia. Mis disculpas a mis estimados lectores por tan prolongado silencio de palabra escrita. 🙂
* Amangualar: forma popular para significar agruparse de manera concertada para cometer un acto, generalmente con objeto dañino para algo o alguien. (descripción de interpretación por el autor)
Julian says
Jaime, ya se te extrañaba, y tambien me parecia raro que hayas dejado abandonado el blog, pero ya todo volvió a funcionar.
Un Saludo grande!
Jaime Echeverry says
Gracias Julián.
Seguro intentaré escribir más a menudo. 🙂
Esteban says
Los obstáculos siempre se presentan, aveces solos, aveces todos juntos, en mayor o menor medida, lo bueno es saber qué pudiste rescatar de todo eso. Personalmente, siempre pienso que se rescata algo positivo, por más malo que parezca en el momento, si te interesa te invito a leer esta entrada, no lo hago con intentos de SPAM, sino por que seguro te interesa el tema:
http://www.encuentroalternativo.com/budismo-filosofia/sobre-el-bien-y-el-mal.html
Saludos,
Jaime Echeverry says
Hola Esteban,
Gracias por compartir tu artículo.
Por supuesto, siempre se aprende. El dicho aquel de que “no hay mal que por bien no venga” es bastante cierto. De hecho recuerdo el fragmento de una fábula de la China, que, aunque incompleta, dice más o menos así:
“… vivía un anciano con su esposa y su hijo. Tenían un caballo de de pronto escapó y los vecinos le decían “qué lástima, qué mala suerte tienes”. El anciano respondía que podía ser malo pero que también podía ser bueno. Al poco tiempo el caballo regresó, acompañado con varios caballos más. Los vecinos esta vez le decían “qué buena suerte tienes”, a lo que el anciano respondía que podía ser bueno pero que también podía ser malo. El hijo del anciano tuvo que ponerse a domesticar los caballos pues eran salvajes, y estando en ello cayó y se rompió una pierna. Los vecinos esta vez decían “qué lástima, qué mala suerte tienes”, a lo que el anciano volvió a responder que podía ser malo, pero que también podía ser bueno. En esa semana pasaron comandantes del ejército, reclutando jóvenes para ir a la guerra, y como el hijo del anciano estaba convaleciente, no pudieron llevarlo. Por ello, los vecinos exclamaban “qué buena suerte tienes”…”
Creo que la historia es un poco más larga, pero refleja fielmente cómo no debemos apresurarnos a juzgar un evento como “malo” o como “bueno” pues no sabemos las consecuencias posteriores que traerá ese evento y cómo afectará nuestras vidas. 🙂
Diana says
Gracias a Dios todo volvió a la “normalidad” y de esto queda un gran aprendizaje, eso espero……
Además recuerda:
“Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes”. Esta frase fue dicha por: Khalil Gibran